Nadie lo esperaba. Surgió de repente. Como un secreto que se revela, una trampa que se activa, una realidad que se disuelve.
Después de contarnos cómo se relacionan los vivos y los muertos, M. Night Shyamalan se transformó en un cineasta a seguir y su obra en el ejemplo perfecto de que era posible descolocar al más experto de los espectadores.
Este libro recorre su sinuosa e increíble carrera: desde sus comienzos casi invisibles, el impacto mundial de Sexto sentido, su incursión en el cine de gran presupuesto y su regreso a un estilo personal y distintivo.
En 'No me cuentes el final', un grupo de críticos especializados analiza cada una de sus películas y las sorpresas que contienen, hasta llegar al núcleo del método Shyamalan y su enfoque para construir historias, tan intimidantes y mágicas como su India natal. Con la precisión y habilidad de un prestidigitador o un encantador de serpientes, Shyamalan prepara su acto de manera minuciosa. Al llegar a los minutos finales, se anticipa algo impredecible. Solo entonces se experimenta el placer de haber sido sorprendidos.
No me cuentes el final, el cine de M. Night Shyamalan- Baum y Tabany
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Nadie lo esperaba. Surgió de repente. Como un secreto que se revela, una trampa que se activa, una realidad que se disuelve.
Después de contarnos cómo se relacionan los vivos y los muertos, M. Night Shyamalan se transformó en un cineasta a seguir y su obra en el ejemplo perfecto de que era posible descolocar al más experto de los espectadores.
Este libro recorre su sinuosa e increíble carrera: desde sus comienzos casi invisibles, el impacto mundial de Sexto sentido, su incursión en el cine de gran presupuesto y su regreso a un estilo personal y distintivo.
En 'No me cuentes el final', un grupo de críticos especializados analiza cada una de sus películas y las sorpresas que contienen, hasta llegar al núcleo del método Shyamalan y su enfoque para construir historias, tan intimidantes y mágicas como su India natal. Con la precisión y habilidad de un prestidigitador o un encantador de serpientes, Shyamalan prepara su acto de manera minuciosa. Al llegar a los minutos finales, se anticipa algo impredecible. Solo entonces se experimenta el placer de haber sido sorprendidos.